domingo, 26 de octubre de 2014

LEYENDA

Leyendas Manabitas
Manabí está llena de leyendas y relatos que en su mayoría ocultan enseñanzas morales. “Un cincuenta por ciento de lo que se narra es realidad y otro porcentaje similar es ficción”, dice el costumbrista Eumeny Álava, al referirse a las narraciones mágicas de esta campiña.

"Cada cantón tiene su propia leyenda, construidas con algo de realidad y de fábula”, que van transmitiéndose de generación en generación utilizando la narrativa o valiéndose de herramientas tan sofisticadas como el internet, que es lo que ha hecho Rubén Darío Montero con su blog “Cuentos y misterios de la campiña manabita”.

Montero tiene decenas de leyendas y cuentos que evocan pactos, infidelidades e historias de abundante riqueza y sostiene que “lo mágico y lo divino en este mundo andan a un mismo son. Son como dos gotas de agua rodando por un balcón”.

relatos. Manifiesta Montero que en la campiña manabita es común escuchar leyendas producto de la increíble imaginación del campesino que se asemejan a las grandes mitologías literarias. “Nuestro montubio tiene ese don de poeta, narrador innato, que lo hace único en su género”, dice.

Hueso de Vaca

En la vía de Chone a Canuto hay un lugar llamado “HUESO DE VACA”. Cuenta la leyenda que hace muchísimos años, por esos lugares había un sitio con una casa grande conocida con el nombre de “LA FLORESTA” por estar rodeada de bellos jardines.

Allí vivía la familia Zambrano los cuales tenían una linda hija llamada María. Esta niña era tan buena y cariñosa así como virtuosa, que todos los vecinos dieron por llamarla “DULCE MARÏA”, la cual era muy devota de la Virgen del Carmen y por eso tenía costumbre de bajar diariamente a cortar flores al jardín para ponerle a la Virgen.

Cerca de su casa vivía un hombre muy malo que decían que tenía “pacto con el diablo” el cual se enamoró perdidamente de “Dulce María”, pero la amaba el silencio y nunca se había atrevido a decirle nada por temor a ser rechazado.

Cierto día, los padres de “DULCE MARÏA” salieron a Canuto a comprar ropa y otras cosa que necesitaban y dejaron sola a la niña.

Esta, como era su costumbre, arreglo la casa y luego bajó al jardín a regar y cortar las flores.

De pronto Dulce María, sintió que algo se acercaba al jardín y al mirar para atrás vio con espanto una vaca negra que bufeaba y la seguía por todos los lados.

Presa de terror, Dulce María, salió corriendo del jardín y se internó en la finca, seguida de la vaca que ya parecía que la alcanzaba hasta que cansada de correr y llena de terror cayó muerta en una mancha de caña donde crecía un gran “matapalo”.

Cuando sus padres volvieron, la llamaron sin obtener respuesta. Desesperados salieron a buscarla al monte y allí la encontraron muerta y cerca de ella estaba la vaca negra y en el ambiente un gran mal olor de azufre.

Los padres de la niña, la llevaron a la casa y llamaron al sacerdote de Canuto, el cual regó toda la casa con agua bendita y al bendecir el cuerpo de la niña se sintió en el patio una fuerte explosión y la casa se llenó de un olor a azufre.

Después de varios días, como el vecino no daba señales de vida, los vecinos se preocuparon y los fueron a buscar a la casa.

Se cansaron de llamarle y como la puerta estaba bien cerrada, los vecinos hicieron fuerza para abrirla y al hacerlo vieron con gran preocupación que allí solo habían hueso de una vaca. Desde entonces ese lugar que pertenece a Canuto se llama “HUESO DE VACA”
 

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